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07 Diciembre 2023
La sexualidad es una parte integral de la experiencia humana, pero, ¿cómo se ve afectada por la Enfermedad Renal Crónica? Exploramos cómo la ERC puede influir en la intimidad y el placer, desmitificando preocupaciones y destacando la importancia de entender y abordar estos aspectos en la atención médica.
La sexualidad, entendida como el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológicas que caracterizan a cada sexo, es una dimensión fundamental de la vida humana. A lo largo de la historia, las percepciones sobre la sexualidad han evolucionado desde considerarla como instintiva hasta reconocerla como una expresión compleja de pensamientos, acciones, deseos y fantasías.
Para las personas con Enfermedad Renal Crónica, la sexualidad puede convertirse en un tema delicado. Los cambios físicos, las cicatrices quirúrgicas y los efectos secundarios de ciertos medicamentos pueden afectar la función sexual y la percepción de la propia atracción. La preocupación por posibles riesgos físicos durante el acto sexual también es común, pero es importante subrayar que, con precauciones adecuadas, la actividad sexual generalmente no causa daño.
En particular, los pacientes sometidos a diálisis pueden experimentar trastornos significativos en la función sexual. La disfunción eréctil es una preocupación frecuente, pero puede desaparecer luego de un trasplante renal. Muchos pacientes experimentan una mejoría notable en su función sexual luego de este proceso, volviendo a la normalidad.
En la sexualidad intervienen muchos factores, siendo la sensación de intimidad, la comunicación y las confidencias algunos de los más importantes. La vida sexual de una pareja no siempre incluye la cópula; la sexualidad abarca una amplia gama de actividades, como caricias, besos y abrazos, que proporcionan sensaciones de proximidad, calor y satisfacción mutua. Los pacientes y sus parejas pueden temer que la actividad sexual afecte su salud, pero no hay necesidad de imponer limitaciones innecesarias. Tanto durante la diálisis como después de un trasplante, existen diversas formas de expresión sexual que requieren menos consumo de energía y son igualmente satisfactorias.
La ansiedad por el desempeño sexual también es una realidad para muchos pacientes con ERC. La comprensión errónea de la erección como un fenómeno voluntario y la percepción de la relación sexual como un acto de prueba pueden generar una carga adicional. Por eso, es crucial que los pacientes busquen apoyo en los profesionales de la salud para que aborden sus preocupaciones, proporcionando información precisa y apoyo emocional.
Para finalizar, la sexualidad en el contexto de la Enfermedad Renal Crónica es un aspecto crucial de la vida que merece atención y comprensión. Desafiar los mitos y educar son pasos esenciales para abordar estas inquietudes de manera integral. Al hacerlo, no solo se mejora la calidad de vida de quienes enfrentan la ERC, sino que también se destaca la importancia de la atención integral que abarca todas las dimensiones de la salud humana.
FUENTE: Manual de Asodi