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La crisis de sostenibilidad del ecosistema de diálisis también golpea a las regiones

Noticias / www.anadi.cl
22 Junio 2023

Abigail Villalobos (39) es oriunda de Laja, comuna ubicada en la región del Biobío. Está casada y es madre de dos niños, uno de 11 y otra de 6. Desde 2006 trabaja en la Clínica de Diálisis Laja, donde se desempeña como enfermera coordinadora.

Según cuenta Abigail, la crisis de sostenibilidad del ecosistema de diálisis los ha golpeado duramente, ya que ha producido una baja en el ingreso de pacientes y el valor del tratamiento ha subido en comparación a lo que Fonasa paga por la prestación. “Gracias a Dios nosotros aún no llegamos al punto de decir ‘no vamos a poder dializar a los pacientes’ o ‘vamos a tener que desconectarlos media hora antes’, comenta.

Además, la especialista cuenta que los pacientes con Enfermedad Renal Crónica de la zona sufren la brecha de vivir en una comuna rural, lo que se traduce en la calidad de atención de urgencia en los hospitales, la mayoría de ellos con médicos recién egresados y sin especialidad en pacientes dializados.

¿Cómo está compuesta la Clínica de Diálisis Laja?

– El centro está compuesto por 12 monitores en turno, tienen tres turnos los lunes, miércoles y viernes, y dos los martes, jueves y sábados. Cada uno de ellos con 12 pacientes, no obstante, hay veces que tienen menos dependiendo de la cantidad que haya en el momento. A veces estamos con más pacientes y a veces con menos, igual ha habido una baja estos dos últimos años en comparación a años anteriores.

¿Y esta baja a qué se podría deber?

– Principalmente a que hemos tenido pocos ingresos, muy pocos estos dos últimos años, y nuestro grupo etario es adulto mayor, quienes están en el último ciclo de la vida. Si bien hemos tenido una mortalidad no tan alta, como ha habido poco ingreso, se ha ido bajando el número de pacientes. 

¿Pero no es porque hay menos gente con Enfermedad Renal Crónica? 

– Yo pienso que quizás los programas de prevención de la enfermedad ahora están dando resultados, porque años atrás había menos control de la enfermedad. En estos últimos años hemos tenido pocos ingresos de pacientes jóvenes y lo que más ha sido, han sido adultos mayores. El comportamiento de Laja ha sido más bajo en comparación a otros centros, donde el ingreso ha sido más rápido.

Lo otro es que, con la última licitación, a nosotros solamente nos dejaron pacientes de Laja y San Rosendo, y muchos pacientes que antes llegaban acá que eran de otras localidades, ahora se van a Los Ángeles. En general teníamos harto paciente rural de alrededor más que de la propia comuna, ahora tenemos más de la propia comuna. En el fondo es porque han ingresado menos, entonces se nos ha ido achicando ese universo de pacientes. 

En ese sentido, ¿cree usted que existen diferencias entre los centros al ser de Santiago y al ser de región? ¿Han tenido alguna complejidad por ser un centro del sector rural del país? 

– Yo pienso que el problema principal ha sido el acceso a los insumos, estos dos últimos años, la pandemia y después la crisis que hubo en China, han llegado más caro, no hay insumos, y ahora último lo que pasó con Sanderson, de los sueros. Entonces a la administración les ha costado adquirir los insumos, y yo creo que es porque estamos más alejados de la Región Metropolitana.

Otro de los problemas que se observan es con la preparación de los profesionales con la enfermedad renal, ya que acá se da una tendencia de harto desconocimiento de los médicos recién egresados en la atención de urgencias.

Como nosotros estamos en una comuna pequeña, contamos solo con un hospital tipo 4, que es el Hospital de Laja y en general no cuentan con especialistas ni médicos internistas. Son médicos generales, recién egresados, y se manejan poco con el paciente renal. Estos últimos años la situación ha mejorado un poco, pero en el fondo se nota ese desconocimiento de los médicos de hospitales chicos en cuanto al manejo del paciente renal.

En ese sentido, igual nos vemos afectados por estar más alejados o no contar con un hospital más grande con especialidades como en Los Ángeles, por ejemplo, que deben derivar a los pacientes desde aquí. Pero a veces las derivaciones no son tan oportunas, tan rápidas o generalmente culpan al centro de todo y resulta que son pacientes que nosotros atendemos por la enfermedad renal, pero no por su diabetes, ni por su cardiopatía, ni por sus otras enfermedades que tienen.

En general esas son las principales complicaciones, el acceso a los insumos que en ocasiones es dificultoso obtenerlo y las atenciones médicas que a veces por desconocimiento o por estar en una zona con un hospital tipo 4, donde obviamente no hay especialidad, se desconoce más el manejo de los pacientes.

En relación con lo anterior ¿en qué se observa la poca capacitación de los profesionales médicos?

– El tema puntual radica en los hospitales tipo 4 con los médicos que recién van egresando y que muchas veces dejan al descubierto la poca capacitación que tienen en la enfermedad renal en la parte de pregrado. Ya que cuando hay que realizar atenciones de urgencia en los pacientes, en general no se manejan mucho y eso se da continuamente por lo menos acá en Laja, que las indicaciones no son acordes a la enfermedad renal.

Pasa que a veces hospitalizan a un paciente y les dejan indicación de mucho suero, por ejemplo, y obviamente los pacientes dialíticos no orinan, por lo tanto, deben tener una restricción de líquidos. O el tema de la misma alimentación, por ejemplo, las minutas de los hospitales tampoco son bajas en potasio, que ellos no deberían comer con mucho potasio.

El problema acá en la comuna es en nuestro hospital que en general es una estadía de médicos corta, porque en general vienen a ser general de zona o están uno o dos años, pero siempre se da la misma tendencia que no saben el manejo de la atención de urgencia y generalmente las indicaciones no son las mejores para nuestros pacientes.

¿Qué opina de la situación actual de la sostenibilidad de los centros? Porque se está viviendo una crisis que está golpeando a diferentes centros. 

– Uno de los temas principales es el de los ingresos, yo no sé si será en realidad como le comentaba anteriormente que se está viendo la prevención de la enfermedad renal, o bien se está ingresando menos y detectando menos, yo espero que sea eso y que estén dejando que los pacientes fallezcan finalmente de un infarto o algo así y que no los estén ingresando.

Yo destaco el trabajo del administrador, porque se la juega y se la rebusca, pero es complejo porque quizás va a llegar un momento en que él no pueda hacer tanto, pero acá se la recorre para traer de repente bicarbonato y el suero.

Aun así, la empresa se la rebusca para conseguir los insumos, y que a un paciente nunca le falte su tratamiento. Gracias a Dios nosotros aún no llegamos al punto de decir “no vamos a poder dializar a los pacientes” o “vamos a tener que desconectarlos media hora antes”.

El costo del tratamiento ha subido demasiado para lo que se paga por la prestación y la baja de pacientes también implica lo mismo, una disminución en los ingresos y seguimos los mismos funcionarios. Gracias a Dios no se ha tenido que llegar a recortar funcionarios por la crisis económica, se ha logrado mantener los mismos funcionarios, pero quizás a costa de que la administración esté con más deudas.